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Había desde antaño la costumbre en Israel, tocante a la redención y las transacciones, que para dar vigencia a cualquier asunto uno se quitaba la sandalia y la daba al otro. Y esto servía de testimonio en Israel. Y el pariente redentor dijo a Boaz:

—Adquiérelo tú.

Luego se quitó la sandalia.

Entonces Boaz dijo a los ancianos y a todo el pueblo:

—Ustedes son testigos hoy de que adquiero de mano de Noemí todas las cosas que pertenecieron a Elimelec y todo lo de Quelión y de Majlón,

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